Ibiza y el Memorial David Booth nunca dejaran de sorprenderme.
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Este es el octavo año que viajo a la Isla, y a mis 32 años, puedo decir que he vuelto más afectado que nunca. La cantidad de sensaciones nuevas y la gran intensidad a las que las he vivido, marcaran un antes y un después.
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Este año viajaban Laura y Lorena con las cadetas del 92 y Sergi y yo con las infantas del 94.
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Las cadetas debido a las bajas de Jenny y Noelia, acudieron a la isla con 9 jugadoras.
En su tercera participación en el torneo, me sorprendió sobre manera, la gran concentración que mostraron, abstrayéndose de todo lo que no fuera Basket, en sus mentes solo un pensamiento; “hacer el mejor juego posible en la cancha”.
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Conforme avanzaban los días la “mala suerte” no paro de darles la lata, lesiones y enfermedades sumado solo 9 jugadoras y a 5 partidos en 4 días, hicieron que las cosas no salieran como ellas habían planeado.
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Me dio mucha pena verlas llorar y pasarlo mal ¡¡¡ NO SE LO MERECIAN!!!
Yo entrené un año a este equipo, y soy consciente de la capacidad de trabajo que tienen, y sé a ciencia cierta que en condiciones óptimas, este equipo habría podido ganar, por lo menos tres de cinco partidos.
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Desde estas líneas, cadetas del 92, os invito a que os quedéis con los momentos de risas, que también los hubo, con esa victoria del último día, y con todas las cosas aprendidas y vividas en Ibiza durante los últimos tres años. Seguro que la balanza se inclina claramente hacia el lado positivo, ya veréis.
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Las infantas (mi equipo), era la primera vez que viajaban a Ibiza. Para ellas todo era nuevo, el barco, el hotel y mucha mucha gente. La magnitud del torneo las tenía alucinadas.
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En los dos primeros partidos, Sergi y yo fuimos incapaces de conducir su concentración hacia la cancha. Yo confiaba en ellas, pero las cosas no marchaban. Ya en el tercer encuentro el cambio de actitud fue bestial. Aparcaron por un momento todo lo que hasta entonces les había impedido jugar a Basket y se regalaron su primera victoria en el Memorial. Por primera vez en el torneo yo cambiaba mi gesto mal humorado por una amplia sonrisa, me daba por satisfecho.
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Esa misma tarde, jugamos nuestro cuarto y último partido, objetivo; “irnos del torneo con buenas sensaciones independientemente del resultado”
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Mira por donde, va y resulta que a las chicas les da por hacer el mejor partido de su corta historia como jugadoras de Basket. ¡¡Fue increíble!! Como mezclaron concentración con ganas y el esfuerzo. No me cansaré de decir que fue mi mejor experiencia como entrenador hasta el momento. Verlas llorar de emoción, reír, correr, saltar, gritar… … me emocioné como nunca.
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Llegamos al hotel a las 9 de la noche y hacía bastante frio, pero no lo dudaron ni un instante, ¡¡A LA PISCINA!! Y al día siguiente me tiraron a mi también, jeje primera vez en 8 años que caigo al agua.
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Otra cosa que me ha encantado de estas chicas, es la alegría desbordante que derrocharon cada segundo de su estancia en Eivissa, no pararon de cantar en todo el torneo, hasta cantaban a las 8:15h. de la mañana en el autobús que les llevaba al partido (la chicas de La Salle son testigos).
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Estoy seguro que ha sido una de las experiencias más completas que han vivido.
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Como bien sabéis muchos, llevamos un cuaderno con todas las memorias que habíamos recopilado hasta el momento, para entregárselo a los organizadores. El primer día de torneo entregué dicho cuaderno a Andrés (el coordinador de todo esto con solo 21 añitos, MENUDO CRACK) me comento que ya las habían leído en la web y que se le ponían los pelos de punta al ver la cantidad de pasiones que el memorial despertaba en toda la gente de Noáin.
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Al día siguiente me paró por el hotel una señora, se llamaba Pura, y me dijo:”por gente como vosotros hacemos este memorial” yo le comente que me parecía que había leído las memorias y me dijo que si y que había llorado muchísimo, Esta señora es la viuda de David Booth.
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El último día en la entrega de trofeos la señora Pura, cogió el micro por primera vez en trece años, muy emocionada y delante de las 2500 personas que llenaban el pabellón, se dirigió hacia nosotros para regalarnos un sentido agradecimiento, lanzándonos besos, ¡¡que momento!! Yo no podía retener ya mis lágrimas, aunque nadie pudo verme, estaban todos eufóric@s cantando gritando.... Por primera vez también, salí con Arantza y Amaia Sandua a la recogida del recuerdo que nos dan todos los años, le di un abrazo enorme a Tommy (su hijo) y otro a ella, me dijo: “que sepáis que os queremos un montón”
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Para mí este ha sido el torneo de las emociones, no sé si habré sabido transmitirlas, de lo que estoy seguro es, que soy una persona muy muy afortunada por poder haberlas disfrutado.
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Julio Flamarique
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Este es el octavo año que viajo a la Isla, y a mis 32 años, puedo decir que he vuelto más afectado que nunca. La cantidad de sensaciones nuevas y la gran intensidad a las que las he vivido, marcaran un antes y un después.
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Este año viajaban Laura y Lorena con las cadetas del 92 y Sergi y yo con las infantas del 94.
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Las cadetas debido a las bajas de Jenny y Noelia, acudieron a la isla con 9 jugadoras.
En su tercera participación en el torneo, me sorprendió sobre manera, la gran concentración que mostraron, abstrayéndose de todo lo que no fuera Basket, en sus mentes solo un pensamiento; “hacer el mejor juego posible en la cancha”.
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Conforme avanzaban los días la “mala suerte” no paro de darles la lata, lesiones y enfermedades sumado solo 9 jugadoras y a 5 partidos en 4 días, hicieron que las cosas no salieran como ellas habían planeado.
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Me dio mucha pena verlas llorar y pasarlo mal ¡¡¡ NO SE LO MERECIAN!!!
Yo entrené un año a este equipo, y soy consciente de la capacidad de trabajo que tienen, y sé a ciencia cierta que en condiciones óptimas, este equipo habría podido ganar, por lo menos tres de cinco partidos.
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Desde estas líneas, cadetas del 92, os invito a que os quedéis con los momentos de risas, que también los hubo, con esa victoria del último día, y con todas las cosas aprendidas y vividas en Ibiza durante los últimos tres años. Seguro que la balanza se inclina claramente hacia el lado positivo, ya veréis.
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Las infantas (mi equipo), era la primera vez que viajaban a Ibiza. Para ellas todo era nuevo, el barco, el hotel y mucha mucha gente. La magnitud del torneo las tenía alucinadas.
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En los dos primeros partidos, Sergi y yo fuimos incapaces de conducir su concentración hacia la cancha. Yo confiaba en ellas, pero las cosas no marchaban. Ya en el tercer encuentro el cambio de actitud fue bestial. Aparcaron por un momento todo lo que hasta entonces les había impedido jugar a Basket y se regalaron su primera victoria en el Memorial. Por primera vez en el torneo yo cambiaba mi gesto mal humorado por una amplia sonrisa, me daba por satisfecho.
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Esa misma tarde, jugamos nuestro cuarto y último partido, objetivo; “irnos del torneo con buenas sensaciones independientemente del resultado”
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Mira por donde, va y resulta que a las chicas les da por hacer el mejor partido de su corta historia como jugadoras de Basket. ¡¡Fue increíble!! Como mezclaron concentración con ganas y el esfuerzo. No me cansaré de decir que fue mi mejor experiencia como entrenador hasta el momento. Verlas llorar de emoción, reír, correr, saltar, gritar… … me emocioné como nunca.
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Llegamos al hotel a las 9 de la noche y hacía bastante frio, pero no lo dudaron ni un instante, ¡¡A LA PISCINA!! Y al día siguiente me tiraron a mi también, jeje primera vez en 8 años que caigo al agua.
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Otra cosa que me ha encantado de estas chicas, es la alegría desbordante que derrocharon cada segundo de su estancia en Eivissa, no pararon de cantar en todo el torneo, hasta cantaban a las 8:15h. de la mañana en el autobús que les llevaba al partido (la chicas de La Salle son testigos).
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Estoy seguro que ha sido una de las experiencias más completas que han vivido.
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Como bien sabéis muchos, llevamos un cuaderno con todas las memorias que habíamos recopilado hasta el momento, para entregárselo a los organizadores. El primer día de torneo entregué dicho cuaderno a Andrés (el coordinador de todo esto con solo 21 añitos, MENUDO CRACK) me comento que ya las habían leído en la web y que se le ponían los pelos de punta al ver la cantidad de pasiones que el memorial despertaba en toda la gente de Noáin.
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Al día siguiente me paró por el hotel una señora, se llamaba Pura, y me dijo:”por gente como vosotros hacemos este memorial” yo le comente que me parecía que había leído las memorias y me dijo que si y que había llorado muchísimo, Esta señora es la viuda de David Booth.
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El último día en la entrega de trofeos la señora Pura, cogió el micro por primera vez en trece años, muy emocionada y delante de las 2500 personas que llenaban el pabellón, se dirigió hacia nosotros para regalarnos un sentido agradecimiento, lanzándonos besos, ¡¡que momento!! Yo no podía retener ya mis lágrimas, aunque nadie pudo verme, estaban todos eufóric@s cantando gritando.... Por primera vez también, salí con Arantza y Amaia Sandua a la recogida del recuerdo que nos dan todos los años, le di un abrazo enorme a Tommy (su hijo) y otro a ella, me dijo: “que sepáis que os queremos un montón”
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Para mí este ha sido el torneo de las emociones, no sé si habré sabido transmitirlas, de lo que estoy seguro es, que soy una persona muy muy afortunada por poder haberlas disfrutado.
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Julio Flamarique