UNA SENSACION AGRIDULCE

Creo que es una buena frase para resumir lo vivido en este último memorial.

Las cosas que vivimos el año pasado fueron increíbles, imposibles de explicar, a ninguna se nos podrá olvidar nunca ese último partido contra Ses Salines.

Estaba claro que este año las cosas iban a ser más difíciles. Viajábamos sólo 7 del Elortzibar, y para tres de ellas (Andrea, Ceci y Celia), era su primer año. Contábamos con el apoyo de 4 jugadoras del cadete de segundo año, a las que quiero dar las gracias.
Para colmo, de las 11 jugadoras que íbamos, dos estaban bastante tocadas.
En definitiva, la cosa no pintaba muy bien. Creo que muchos estarán de acuerdo conmigo cuando digo que jugar con gente con la que no estás acostumbrad@, es difícil, y aunque lo intentes, entenderse dentro de la pista es complicado.

Pero fuimos, y creo que con todas las ganas que se pueden tener.

Llegamos al hotel. Era de noche así que (como el año pasado) la visión era algo limitada.
Después de cenar fuimos a las habitaciones, cuya localización, comparada con la del año pasado, dejaba bastante que desear.

Nuestro primer partido fue contra el SESE. Cómo nos reíamos cuando oímos el nombre… y cómo nos quedamos tras jugar contra ellas.
Creo que fue el partido más intenso que he jugado en los pocos años que llevo en esto del basket, y también uno en los que más he disfrutado.

No es que fuese un partido reñido sinceramente (perdimos de unos 50 puntos). El equipo rival tenía un nivel muy alto (no sé como no llegaron a la final), un fondo físico impresionante (incluso cuando nos iban ganando de 30 seguían presionando toda la pista) y de su altura… sólo diré que había bastante diferencia…
Pero me lo pasé genial.
De este partido me gustaría destacar el esfuerzo que hicieron Clau y Amaia por jugar. Las dos estaban lesionadas pero aun así jugaron unos minutillos.

Dos horas después jugamos contra El Pilar, equipo que, aunque lo parezca, no es de Zaragoza.
Era un rival bastante inferior a nosotras, aunque su pivot era superior en cuanto a la altura. Teníamos ganas, sabíamos que podíamos ganar ese encuentro y quizás fue esa confianza la que hizo que, tras haber jugado una primera mitad bastante buena, se nos fuese la cabeza y acabamos perdiendo de 3 contra un equipo contra el que podíamos haber ganado sin muchas dificultades.

De los otros tres partidos, no tengo nada que decir. En mi opinión, la concentración que el equipo demostró en el primer partido, cayó en picado. No voy a entrar en por qué pasó, simplemente sucedió.

Todo esto hizo que nos fuésemos de tierras ibicencas sin victoria alguna, más que sin victorias, lo que más me jodió (perdón por la expresión) fue el marcharme con la sensación de no haber hecho bien las cosas.


Pero no todo fue malo, eso en Ibiza es imposible. El ambiente del equipo era genial, no todas éramos amigas de toda la vida, algunas a penas se conocían, pero el buen rollo reinaba en las habitaciones del cadete Elortzibar.

Mi habitación en concreto era unas risas, ese “pero no la apagues que me gusta el ruido” es inolvidable…
Y cuando tocaba dormir, se convertía en una especie de hospital (resulta que me tocó con las lesionadas) Jul el médico, Sandu enferma 1 y Clau enferma 2, bueno y luego estaba yo, la encargada de la limpieza del suelo de los diferentes lugares donde jugamos los partidos ( durante los encuentros pasaba más rato en el suelo que de pie).

Las finales. De la masculina no diré mucho, más que nada porque no hay qué contar, el EASO le dio un buen repaso al Salt, creo que era.
Pero la final femenina…¡qué final! El Ses Salines parecía tener el partido ganado, y a falta de un minuto más o menos, el espabilado del entrenador saca, como si fuese un premio (yo lo veo más como una humillación), a las jugadoras que había mantenido en el banquillo durante todo el encuentro.
Resulta que de repente el equipo contrario se planta milagrosamente a unos escasos 7 puntos, más o menos y el grannn entrenador del Ses Salines, se ve obligado a volver a sacar a las 5 jugadoras del principio para no perder la final. Lo que hizo este tío fue una clara muestra de la inteligencia que posee.

En definitiva, tras mi segunda participación en el memorial David Booth, me quedo con una sensación un tanto agridulce. Por una parte, la tristeza de no haber podido conseguir ninguna victoria ya que nuestra actuación dejó bastante que desear. Por otra, volvimos a demostrar quienes somos: cantamos, reímos…

Espero volver a esa maravillosa isla, capaz de producir sensaciones tan diferentes, pero todas ellas increíbles, que no sé si alguien podrá describir con palabras.

Y si vuelvo, espero quedarme con la sensación de haberlo hecho mejor que bien, y como no, conseguir ese meta que nos hemos puesto, LLEGAR A LA FINAL =)
Pero eso si, el ambiente dentro del equipo no puede cambiar eh jj.

Ya sólo me queda dar las gracias a Jul, una vez más, por todo lo que ha hecho por nosotras y decir lo mucho que se echó en falta a las que no pudieron venir este año.

Natalia Bernarte